domingo, 7 de abril de 2013

Érase una vez

Érase, comenzaban aquellos libros en los que una historia con final feliz se adentraba dentro de cada ser.
Érase, narraba el narrador, mil historias que no se cuentan, que no se explican, que no pasan una vez.
Érase, ¡ja! Érase... Y lo sigue siendo, pero
no son los pájaros quienes cantan vistiendo a una linda princesa, ni el ardiente fuego de aquel dragón que lucha contra todo príncipe.
Érase el clamor de un grito inconsciente, oculto bajo ciento de páginas mal escritas, mal expresadas, mal contadas ante un público iluso e imaginario.
Érase... Érase el ¿Qué? La historia, que todos cuentan, nadie comprende, todos opinan...
Érase, y no fue más... Los dragones ganan batallas, las espadas no cortan suficientes, la magia no surge efecto...
Érase una vez, y quien diga una miente, que todo vuelve a tener un sin sentido.

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