martes, 15 de noviembre de 2011

Y ya van 6

Vuelvo, poco a poco sigo escribiendo para los lectores, y pese a mi falta de tiempo y al proyecto literario que ando trabajando, me es francamente difícil seguir con el blog sin dejarlo un poco de lado.

Siento decirlo, pero hoy escribiré algo que llevo tan dentro de mí que tiene que representar el día de hoy, el día que hace tiempo jamás pensaría que volvería a cumplir en tan poco tiempo y donde el pasado recuerda al presente que disfrute poco a poco, con gusto y sin prisa.

Empecemos por un gracias. Por uno sincero, por aquellos que te digo mirándote a los ojos mientras por dentro retumba el eco de un te quiero.
A partir de ahí, lo que quieras. 
Ambos podríamos contar nuestra historia desde puntos diferente, con anécdotas distintas, con personas concretas. Ambos podríamos escribir todo lo que hemos sentido en este corto y a la vez largo periodo de tiempo, podríamos arrepentirnos de sucesos, de palabras, de gestos que nos invitaron a enfadarnos para luego disfrutar el uno del otro... Recuerdo una vez, allí donde Madrid nos envolvía, donde me di cuenta como un beso y un simple abrazo en una casa para ti desconocida, desataba el amor que se encerraba en nuestro orgullo.

Recuerdo también, no mejor dicho siento, el latir constante de tus pupilas, un ritmo casi imperceptible que brilla en momentos puntuales, que me emboban como otros muchos gestos y que no sé si dándote cuenta o no, me enamoran como lo hace la luna a los salvajes y solitarios animales.

Y momentos incluso, en los que te abrazo con tanto afecto que podría dormitar en tus brazos sin que apenas te dieses cuenta.

Nadie lo ha conseguido, nadie ha sido capaz de conseguir que el fénix resurja de sus cenizas en tan breve periodo de tiempo, y puede que sea por esto, o por una frase que me "rompió el corazón" que esto siga adelante pensando lo real que puede llegar a ser.