martes, 1 de febrero de 2011

El lado opuesto. (I Parte)

Subí las escaleras, dos pisos para ser exactos, y continué hacia la primera puerta con la que me topé.
Al atravesarla pude llegar a distinguir a los acompañantes con los que estaría aquella tarde de enero, y comencé a saludar de manera educada, divertida y algo vergonzosa.
Nos acoplamos en el sofá, conversando sobre distintos temas entre los cuales el baloncesto fue por excelencia el más removido.
Tras un titubeo con el DVD y algún que otro incidente sin importancia, dio comienzo la película.
La verdad, es que el proyector y la gran pared que hacía posible visualizarlo, daba la verdadera impresión de encontrarse en un auténtico cine.
Tras el comienzo me mantuve de manera firme, concentrado en el argumento cinematográfico que se distinguía desde mi cómodo asiento, no quería darle importancia a lo que sucedía a mí alrededor, pues sabía bien que iba a conseguir cierta incomodidad dentro de mi persona.
Seguí sentado, esta vez comiendo una especie de cóctel de diferentes tipos de snack con la peculiaridad de comenzar a lo que realmente había ido.
Si soy sincero desde mi llegada comencé a hacerlo posible, pero hasta preciso instante no opté por dar los primeros pasos.
Cada uno nos situamos en los lados opuestos del acolchado sofá, de diferentes posturas y acompañado por diferentes roles de personas. En mi caso, el acompañante se trataba de un viejo amigo, y en su caso de su actual "novio”.
Nuestras miradas se cruzaban constantemente, la oscuridad no era inconveniente, pues la poca luz que había era la necesaria para contemplarnos el uno a otro. La sutileza, la vergüenza, y el escondite de nuestros rostros bajo la presencia de los demás hizo el resto.
Ambos sabíamos lo que cada uno pensaba y los dos estábamos poniendo las reglas a un juego no escrito, no hablado... Un juego que al cien por cien seguro, traería problemas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario