viernes, 17 de junio de 2011

Un indicio de lo más corriente (1º Parte)


Llevo varios días sin dormir. Y lo poco que he conseguido que se asemeje a esto no ha servido ni mucho menos para descansar lo más mínimo.
En apenas siete días he querido recuperar todo lo que no he hecho en meses, y para el poco tiempo empleado los resultados no han sido tan malos como lo esperado.
Tengo sueño,  un sueño que empuja mis párpados lentamente, los cierra, los habre… De hecho yo ahora tendía que estar dormido, y sin motivo alguno me encuentro delante del ordenador, escribiendo algo desde el más dulce duermevela  de alguien que permanece o parece una persona despierta.
En este estado y con cierto control sobre mis recuerdos, estoy indagando que me ha llamado la atención, una bobada, una tontería, un simple recuerdo entre muchos y que sin embargo me pregunta desde el más mínimo detalle.
Me encontraba en la biblioteca, llevaba allí más de dos horas leyendo un libro de la primera guerra mundial, algo aburrido pero que me era necesario para aprobar una de tantas asignaturas que todos poseemos.
Mantenía el libro entre mis dedos, cabeza recta, mirada fija y cuerpo inmóvil. Apenas respiraba,  todo lo que a mi alrededor sucedía pasaba como segundos en cualquier reloj, desapercibido.
Me encontraba sumamente concentrado, intentando seguir el denso argumento de la obra, que unido a la traducción al alemán de algunos fragmentos era fácilmente perderse entre las más de cuatrocientas  páginas que poseía.
En una de mis muñecas tenía dos pulseras, ambas regaladas. Dos pulseras que nunca me quitaba por nada, exceptuando para ir a entrenar y a veces ni tan si quiera.
Seguí leyendo, esta vez más pausadamente… Pasaba el tiempo, y a medida que lo hacía me sentía más inquieto.  ¿Sería por el cansancio acumulado? No le di importancia… Siguió pasando el tiempo y las pulseras cada vez me apretaban más y más, no dejaban de moverse de arriba abajo. Mínimo movimiento. Una posición. Otro movimiento. Otra posición.
Cansado y desconcentrado por la absurdez del suceso me las quité…
Al principio no le di importancia. Quitarse una pulsera porque te es incómoda ¿Qué misterio tiene?
No sé si en aquel momento me encontraba también en un estado de somnolencia y por eso le di tanta importancia, pero fuera lo que fuese no se iba a quedar en un estúpido recuerdo.

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