miércoles, 19 de enero de 2011

La felicidad, un concepto difícil de definir.

Antes de empezar a relatar esta pequeña confusión que carece dentro de mí, tengo que decir que esta es la entrada número 50, un número bastante importante si contamos que todo este blog comenzó como un simple hobby, y que poco a poco va recibiendo visitas, críticas (tanto buenas como malas) y que día a día se va haciendo más popular. Poco a poco va adentrándose en el enorme mundo de internet, y aunque yo no sea ni mucho menos un famoso escritor, filósofo, poeta o lo que muchas gente piense que soy, las felicitaciones que recibo, los seguidores y mis ganas de seguir expresando mediante letras lo que a mi parecer es la vida, son los detonantes perfectos de seguir escribiendo, y de que este número de entradas, sea simplemente el principio. A si que antes de empezar dar las gracias a todos.

Hecha esta breve dedicatoria, empezaré por contar el porqué ahora y no antes el explicar el concepto de felicidad.
La verdad es que esta vez, el amor, el tener una pareja o algo similar no ha tenido mucho que ver con este espontáneo estado de ánimo, aunque he de decir que parte de esta satisfacción es por algo relacionado.
Anteriormente cuando hablaba de felicidad, la definición que daba (y sigo dando, no crean que mis opiniones cambian de un día para otro) es la posesión de un bien, anteriormente una persona, pero a lo que a la raza humana se refiere cualquier cosa material es capaz de provocar este sentimiento de bienestar.
Esto no significa que me acaben de regalar nada o como he dicho al principio, conseguido a una persona, no. La felicidad esta vez viene por esfuerzo, trabajo, estudios y organización.
Puede que la gente más joven que yo, o incluso de mi misma edad, piense: ¿Estudios = Felicidad? ¿Trabajo = Felicidad? hombre en este caso sí, porque ganas dinero...pero, ¿Organización?
Pues sí, parece mentira, pero sí. Y la explicación la van a tener enseguida.
Desde hace dos años, siempre que llega el día 31 de diciembre y a escasos minutos de llegar el nuevo año, me siento delante de la televisión, y con cierta tranquilidad, nerviosismo y emoción, escribo cinco deseos y cinco metas a cumplirse, -aunque este año el número de deseos se mantenga en cuatro y el número de metas sea muy superior hasta un máximo de ocho-.
Digamos que es una manera de tenerlos siempre presentes, una manera de no poner trabas con excusas como se me olvidó, no tenía ganas, etc etc etc.
Bueno, dicho esto, ¿A qué viene esa felicidad? ¿Lo vas a explicar de una vez? Paciencia...
La felicidad viene dada, y la gente avispada seguramente se haya dado cuenta, por el cumplimiento de tres metas. Tres metas de ocho, que están a "punto" de cumplirse a escaso mes de haber empezado el año.
Alguna estaba medio cumplida al finalizar el año anterior, pero otras no, y es por eso que me he dado cuenta que el trabajo, la organización y el estudio son capaces también de provocarte más que disgustos y una aburrida rutina.
Es cierto, y la gente que me conoce lo sabe, no tengo apenas tiempo para nada, y tal vez el no tener tiempo, y sacarlo para lo que realmente te importe sea un paso para la plena felicidad.

1 comentario:

  1. Es una curiosa idea de felicidad, pero muy lógica en su punto. Puede ser una reflexión que provoque mi pensamiento hacia este tema, ya que para mí la felicidad no existe y es una mera utopía pero dicho esto reflexionaré sobre ello.
    Besos!

    ResponderEliminar